¿Pueden las marcas ayudarnos a ser mejores ciudadanos?

En tiempos donde todo se mide en clics, ventas y notoriedad, pocas veces nos detenemos a pensar en el verdadero poder cultural que tienen las marcas.

Las marcas educan sin proponérselo. Con cada campaña, cartel, producto o mensaje están moldeando hábitos, ideas, modelos de convivencia.

Porque si tienen ese poder, también tienen la responsabilidad —según yo— y la oportunidad estratégica de usarlo para el bien común.

¿Qué pasaría si una marca de moda enseñara sobre consumo consciente, reutilización o reparación? ¿Y si aquellas de precios más elevados educaran a sus consumidores sobre cómo cuidar mejor sus prendas, en lugar de dejar toda esa responsabilidad en una pequeña etiqueta que casi nadie lee?

Sí, marcas como Patagonia ya lo hacen, porque su propósito es claro y están posicionadas desde ahí. Pero ¿qué hay de las marcas de lujo, de semi-lujo o incluso del retail masivo como Zara, que hoy buscan conectar con otros públicos y valores?

¿Y si una cadena de supermercados explicara en sus contenidos sobre prevención, alimentación consciente o ideas accesibles para mejorar su bienestar ?

Lo digo con conocimiento: hace algunos años, cuando fui directora de arte en una agencia que realizaba los catálogos y recetarios de Walmart, propuse algo parecido. Y todavía creo que ese tipo de acciones podrían haber generado más comunidad, más cercanía y más impacto que cualquier promoción.

Algunos de los catálogos diseñados para Walmart en mi rol como directora de arte.

¿Y si una empresa de transporte visibilizara buenas prácticas de convivencia urbana entre peatones, ciclistas y conductores, ayudando a prevenir accidentes? No hablo de campañas con medallas.
Hablo de acciones pequeñas, consistentes, con visión.
Porque las marcas no reemplazan el rol público en estas materias, pero sí pueden acompañarlo.
Pueden ser puentes entre las instituciones que nos fortalecen como ciudadanos y las personas.
Y pueden —si quieren— ayudarnos a vivir mejor entre todos.

Tal vez es hora de dejar de pensar solo en consumidores…
y empezar a pensar más en ciudadanos.
— Sara Rojas Fuentes
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